La fobia de impulsión es un tipo de trastorno fóbico en el que quien lo padece tiene miedo de que, a causa de sus impulsos, pierda el control y se haga daño a sí mismo o a quienes lo rodean.
Clínicamente, suele ser catalogado como una forma de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Se manifiesta a través de pensamientos intrusivos -la persona no tiene control sobre ellos- que tratan sobre dañar o aplicar acciones que causan desgracias sobre uno mismo, sobre los seres queridos o sobre su entorno.

Quienes padecen estos pensamientos horribles sobre hacer daño sin duda sufren sobremanera, pues son pensamientos violentos que en realidad la persona no quiere cometer, pero acuden a su cabeza sin control, lo que provoca una gran ansiedad.
¿Cuáles son las características de la fobia de impulsión o miedo a hacer daño?
Los siguientes son algunos ejemplos más conocidos de la fobia de impulsión:
1. Pensamientos intrusivos
Los pensamientos intrusivos propios de esta fobia implican que la persona tiene la sensación de que pierde el control, de que realiza un acto que en realidad no quiere cometer. En cuanto más se esfuerza en eliminarlos, con mayor vividez aparecen. Son actos vergonzosos o inaceptables. La persona siente que “mi cabeza piensa cosas que no quiero pensar”.

2. Visualización
La visualización es utilizada como una forma de intentar eliminar mediante imágenes los pensamientos intrusivos. La persona estira hasta el final la historia que “le propone” su cabeza. El problema radica en que esta focalización de los pensamientos no resulta eficaz para reducir la ansiedad, por lo que la angustia no se reduce, sino que aumenta.
3. Pensamiento obsesivo
Los pensamientos intrusivos, al no desaparecer por medio de la visualización, se convierten en pensamientos obsesivos, una característica esencial de la fobia de impulsión.
4. Miedo a perder el control
El miedo a perder el control siempre está presente en la fobia como consecuencia de la incapacidad para controlar los pensamientos. Se alimenta así el miedo a ejecutar esos actos y ser a la vez verdugo y víctima de los propios impulsos.
¿Cuáles son los impulsos más frecuentes? ejemplos de fobia de impulsión
Los siguientes son algunos ejemplos cotidianos de la fobia de impulsión:
- Miedo a que, al esperar el metro, la persona decida saltar a las vías o empujar a alguien hacia ellas.
- Ansiedad ante la idea de dejar caer un bebé o hacerle daño al tenerlo en los brazos.
- Terror al estar cerca de cuchillos por la idea de coger uno para lastimarse a sí mismo o a alguien más.
Por qué se produce la fobia de impulsión
Habitualmente, se considera que las siguientes pueden ser las causas de la fobia de impulsión:
- Prestarles demasiada atención a los pensamientos intrusivos.
- Sobreestimar la importancia de un pensamiento obsesivo, atribuyéndole un significado personal.
- Responsabilidad excesiva.
- Acontecimientos sumamente estresantes.
- Creer que se puede tener un control absoluto de los pensamientos.
- Rasgos de personalidad como autoexigencia extrema, neuroticismo, moral estricta y excesiva responsabilidad.
- Impacto emocional muy grande ante algún hecho o noticia relacionado con la falta de control de los impulsos.
Cualquier tipo de fobia o TOC afecta negativamente a la calidad de vida de la persona que lo padece, puesto que tiene que esforzarse constantemente para evitar las situaciones impulsivas y controlar el miedo. A largo plazo, esto hace que las personas afectadas modifiquen su vida personal, muchas veces renunciando a estímulos que en el pasado eran positivos.
Además, el paciente experimenta la sensación de que tiene a un enemigo habitando dentro de sí. Por eso sentirá que lucha contra él mismo, tal y como es común en los trastornos egodistónicos, es decir, aquellos donde existe disonancia entre lo que se desea y lo que se piensa.
Los cuadros de ansiedad y depresión también son típicos de la fobia de impulsión, ya que la persona cree que debería ser capaz de controlar los impulsos y pensamientos, pero al no lograrlo, sufre.
¿Cómo es el tratamiento para la fobia de impulsión?
La fobia de impulsión se trata mediante terapia psicológica. En algunos casos la terapia se combina con el consumo de ciertos fármacos. Cabe mencionar que el tratamiento terapéutico tiene un abordaje que va en concordancia con el tratamiento para el TOC.
La terapia psicológica es el tratamiento más eficaz, en la mayoría de los casos. En sesión se busca esa experiencia o emoción que desencadenó los pensamientos violentos.
Conclusiones:
Los pensamientos no siempre se pueden controlar: en ocasiones la mente parece no hacernos caso, pero eso no implica que esos pensamientos involuntarios representen un deseo real. Obsesionarse con controlarlos puede derivar en ansiedad si perdemos la buena perspectiva y llegamos a creer en la idea de que estos pensamientos señalan un impulso que se puede cometer.
Por tanto, lo ideal es comprender que no se pueden controlar del todo y aceptarlos, todo mediante un esquema mental de autoaceptación que no genere emociones negativas.
Referencias bibliográficas
- García, F. (2011). TOC. Obsesiones y Compulsiones. Tratamiento cognitivo. Amparo Belloch, Elena Cabedo y Carmen Carrió (2011)/Bibliographical Update. Revista Argentina de Clínica Psicológica, 20(III), 285.
- Vellosillo, P. S., & Vicario, A. F. C. (2015). Trastorno obsesivo compulsivo. Medicine-Programa de Formación Médica Continuada Acreditado, 11(84), 5008-5014.
- Nardone, G. (2012). Miedo, pánico, fobias: la terapia breve. Herder Editorial.
Hola como estas mira en el año 2015 tuve un acv hemorragico siendo deportista y los médicos de Venezuela Bolivia o Perú no me acuerdo de nada me dijeron que tenia cefalea dolor de cabeza bueno seguro te podes imaginar lo que pase hoy estoy al 100 no me quedó ninguna discapacidad motriz ni nada lo único que me dio mucha bronca y todo que nadie me pidió una disculpas de nada y me arruinaron la vida hoy tengo cómo una fobia o algo me cuesta estar en un lugar me da ganas de ir para mi casa tenia 31 años cuando me paso esto nunca fume ni tome nada nada te mando un abrazo y gracias
Hola Sebastián, los errores de diagnóstico médico, como pasa con el TEP, pueden llegar a crear una fuerte crisis personal porque en ambos casos la persona queda desprotegida y habitualmente, con peligro de muerte. La sensación de desprotección ante un hecho vital tan trascedente puede crear este tipo de respuesta de la que hablas y a veces, es difícil de dejarlo atrás, de olvidarlo.
Creo que te iría bien tratar el tema con un profesional que te acompañe a tomar conciencia en porque te cuestas entrar en los sitios y poder trabajarlo para que puedas relacionarte sin ese sufrimiento.
Montse