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El Chivo Expiatorio

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Los juegos de las recriminaciones son mucho más comunes de lo que cabría esperarse en la sociedad. Algunas personas son incapaces de cargar con sus responsabilidades, por lo que, según la teoría del chivo expiatorio, deciden cargar a terceras personas responsabilidades que no les corresponden.

La persona que es recriminada con culpas que no le competen se convierte en un “chivo expiatorio”. Esto puede llegar a ser un gran problema, puesto que cuando alguien asume ese rol, tiene que cargar con un peso emocional que repercute negativamente en su salud mental. 

Lo peor del asunto es que no es nada fácil eliminar el rol de chivo expiatorio una vez que se adopta.

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Origen del término ‘chivo expiatorio’

¿Conoces la historia de la palabra «chivo expiatorio»? Recordemos que un chivo es una cabra pequeña, que está en la franja de vida desde que deja de mamar hasta que tiene edad de procrear.

La expresión chivo expiatorio se acuñó por primera vez en el siglo XVI para describir a los animales rituales en los que la comunidad judía depositaba sus pecados para preparar el Yom Kippur

Hoy la usamos para describir a las personas que asumen simbólicamente los pecados de los demás. 

Actualmente, los rituales de Yom Kippur han cambiado enormemente desde que se describieron por primera vez en la Torá, pero el hábito de culpar a otros por cosas que nosotros mismos hemos hecho no ha cambiado tanto desde que Tyndale (que tradujo la Biblia al inglés en 1530) lo describió por primera vez.

La palabra «chivo expiatorio» es una traducción errónea de la palabra Azazel.

Una de las primeras traducciones griegas del Antiguo Testamento tradujo incorrectamente la palabra Azazel como «ez ozel», que significa «la cabra que parte» y tradujo la palabra como «tragos apopompaios», que significa «cabra enviada».

A continuación, William Tyndale tradujo el término latino «caper emissarius» como «cabra que se escapa» en su versión de la Biblia, de la que posteriormente se apropió la versión King James de la Biblia en 1611.

El término original «cabra de fuga» (scapegoat en inglés) acabó acortándose con el uso.

El término hace referencia a una historia bíblica del Levítico (16:10), en la que Dios pidió que se sacrificara una cabra y que otra, portadora de todos los pecados de los israelitas, fuera liberada en el desierto, llevándose con ella todos los pecados.

Por lo tanto, el chivo, inicialmente libre de culpa, fue esencialmente castigado por los pecados del pueblo de Israel. 

Después, el sacrificio de un chivo se convirtió en el ritual tradicional del Día de la Expiación hebreo o Yom Kippur.

Chivo expiatorio: psicología

La psicología se ha ampliado el concepto y actualmente podemos culpar a una persona para que pague el precio de la propia inmoralidad y también a un hecho -una excusa- cuando los resultados no son los esperados.

1- Ejemplo de chivo expiatorio

La forma más fácil de comprender qué es un chivo expiatorio es a través de  ejemplos. Históricamente, es posible encontrar una gran cantidad, dado que se trata de un fenómeno tan antiguo como la civilización. 

De hecho, como se explica en el punto anterior, el origen del término radica en una antigua tradición judía en la que se sacrificaba a un chivo para expiar todos los pecados.

Uno de los ejemplos más famosos se encuentra en la ideología nazi, en la que se utilizó a los judíos como chivos expiatorios para desviar las culpas de todos los desastres políticos que estaba experimentando Alemania como consecuencia de los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial.

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2- Ejemplo de chivo expiatorio

Otro concepto de chivo expiatorio también es en cierto modo coherente con las nociones de Sigmund Freud de desplazamiento o proyección como mecanismos de defensa. Según Freud, la gente desplaza la hostilidad que siente hacia objetivos inaceptables (por ejemplo, los padres, el jefe) hacia otros menos poderosos. 

Del mismo modo, la proyección se refiere a la tendencia a atribuir los propios sentimientos o ansiedades inaceptables a los demás, negándolos así dentro de uno mismo. Ambos mecanismos protegen a las personas de sus deseos o miedos ilícitos, ayudándoles a rechazar la noción de que son los titulares de esos sentimientos. Así, el objetivo de su desplazamiento o proyección puede servir de chivo expiatorio.

Otro ejemplos de chivo expiatorio

En la actualidad, se pueden encontrar ejemplos de la teoría del chivo expiatorio en las minorías sociales y los inmigrantes, sobre los que una parte importante de la sociedad descarga todas sus molestias. 

De hecho, es común que algunos líderes políticos recurran a los chivos expiatorios como una medida proselitista para evadir la responsabilidad de sus actos.  

En un nivel más específico, es posible que una culpabilización de este tipo se presente en familias disfuncionales. Existen padres con rasgos narcisistas que, al ser incapaces de aceptar sus propias culpas, las asignan a sus hijos.

¿Qué significa la expresión chivo expiatorio?

En todos los casos, debido a que se desvía la culpa del verdadero problema, el origen del conflicto no es localizado, con lo que no se logra solucionar. Además, la persona sobre quien recaen las culpas es quien más se ve afectada.

El chivo expiatorio en las relaciones familiares

Como se mencionó anteriormente, uno de los escenarios donde más frecuentemente se encuentra la figura del chivo expiatorio es en las familias disfuncionales. La raíz de este fenómeno se encuentra en la necesidad de uno o más miembros de la familia de proyectar la culpa y la responsabilidad de una adversidad o problema. Los hijos de padres narcisistas son quienes suelen verse más afectados.

Cuando esto ocurre, el rol de los padres que desean otorgarle el máximo bienestar a sus hijos no se cumple. En vez de proyectar valores positivos que contribuyan a que se conviertan en buenas personas y tengan un desarrollo sano e íntegro, se proyectan valores negativos que les afectarán eventualmente en su vida adulta.

Los niños y adolescentes que son convertidos en chivos expiatorios viven toda o al menos la mayor parte de su infancia en un ambiente problemático debido a que son el foco en que se concentran todas las frustraciones de sus padres. Por ello, crecen con la idea de que tienen la responsabilidad de todos los problemas del hogar.

Para evitar que esta situación les continúe afectando, es necesario que reaccionen. De no hacerlo, tendrán que cargar con el peso de culpas ajenas y problemas de autoestima.

Asimismo, no sólo es necesario que reconozcan que no son responsables de las culpas que les adjudican, sino que también replanteen la relación que tendrán con las personas que los han convertido en chivos expiatorios, puesto que muchas veces es necesario aplicar limitaciones al contacto.

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Cómo dejar de ser el chivo expiatorio de la familia

Si reconoces ser el chivo expiatorio en tu familia y quieres cortar con este rol, a continuación te damos pautas a seguir: 

  • Acepta sólo lo que es verdaderamente tu responsabilidad. Haz que los demás se responsabilicen de lo que es suyo.
  • Toma distancia. Permitirse un espacio de tiempo y distancia puede sonar drástico, pero en muchas familias disfuncionales es absolutamente esencial para la salud mental. Puedes amarlos y a la vez necesitar protegerte de ellos. Puedes tener ambos sentimientos a la vez.
  • No discutas con ellos. Les quieres. Lo que más deseas es que vean lo que tú ves para que aprendan a responsabilizarse y cambiar a mejor. Lamentablemente, es poco probable que eso ocurra si se discute. Lo mejor que puedes hacer es decir tu verdad, con tranquilidad y firmeza.
  • Apóyate en tu círculo de amigos. Los necesitarás para salir del papel de chivo expiatorio. Cuando alguien que estaba inmerso en la disfunción mejora y decide no jugar más, los que quedan intentarán por todos los medios que vuelva a caer en el fango. Hay que tener agallas para mantener el rumbo saludable. Utiliza toda ayuda disponible.
  • Ten compasión por ellos, porque no están bien. Están limitados emocionalmente y son profundamente infelices. 
  • Ten compasión por ti mismo, porque te duele aceptar que las personas que quieres te hieran.
  •  Siéntete orgulloso de hacer lo correcto por ti mismo, aunque sea lo más difícil.

El Chivo expiatorio en el entorno laboral

¿Has visto alguna vez cómo un compañero de trabajo ha sido culpado, expuesto o despedido por los errores de su jefe o compañero? ¿Cuáles han sido los efectos en el individuo y en sus colegas? ¿Cómo se ha gestionado?

El chivo expiatorio en el trabajo es aquella personas que es asediada con una rutina hostil de desacreditación social o psicológica y que es usada por los demás para alejar la culpa y la responsabilidad de sí mismos.

Como sus efectos son tan insidiosos, es importante que los responsables de equipos o recursos humanos traten la búsqueda de chivos expiatorios como lo harían con cualquier otro problema. No debe seguir siendo un tema tabú que las empresas se resistan a abordar.

¿Cuáles son los signos de ser un chivo expiatorio en el trabajo?

Te señalan con más frecuencia y dureza que a los demás.

Una vez que te vas, se selecciona un nuevo objetivo y el viejo comportamiento continúa.

Se te niega la información, las herramientas o los recursos adecuados para hacer tu trabajo correctamente.

Se cambian los plazos para que fracases.

Se utiliza tu información personal para ponerte en desventaja en un contexto empresarial.

Las críticas a tu trabajo se difunden a través de canales «públicos» dentro de la empresa.

Los comentarios negativos sobre tu trabajo son significativamente desproporcionados con respecto a cualquier mala acción.

El uso de blasfemias, insultos o términos despectivos se dirige hacia ti.

Se te amenaza con daños financieros, emocionales o físicos.

Si denuncia el comportamiento de sus compañeros, será víctima de peor trato y lo que imaginaba una solución habrá derivado en su propio detrimento.

El chivo expiatorio tiene miedo de ir a trabajar y sufre signos de trauma continuo.

¿Qué se puede hacer si se observa que alguien se convierte en chivo expiatorio?

Para cualquiera que vea que esto ocurre en el trabajo, se recomiendan los siguientes pasos inmediatos:

Comprender lo que está ocurriendo, no sólo superficialmente, sino a un nivel más profundo: examinar la historia, los antecedentes, el contexto y la situación.

– Intentar comprender lo que ocurre entre el chivo expiatorio y la persona que lo culpa

– Deja claro que tú o el grupo habéis detectado esa situación y que hablaréis de él abiertamente hasta que se detenga

– Haz hincapié en que tú o tus compañeros no estaréis disponibles como objetivo

– Establecer la real autoría de los hechos

– Asegurarse de que la persona que acusa falsamente asuma la responsabilidad de lo que haya achacado indebidamente a la otra

– Asegurarse de que el agresor se compromete a dejar de culpar a la víctima

Esto debería ayudar a prevenir futuros casos de chivo expiatorio y garantizar que el agresor se lo piense dos veces antes de volver a hacerlo. 

Consecuencias de ser un chivo expiatorio

Uno de los mayores problemas planteados por la teoría del chivo expiatorio es que las personas que asumen dicho rol no suelen ser conscientes de ello

Generalmente, esto se debe a que quienes culpabilizan son personas que ocupan algún cargo de autoridad o con quienes se tiene un estrecho vínculo afectivo, de manera que las personas optan por asumir las culpas que les adjudican.

Cuando las personas se vuelven conscientes de que se encuentran padeciendo una dinámica de abuso emocional, suele ser muy tarde y su salud mental ya se ha visto afectada.

Específicamente, las consecuencias de ser un chivo expiatorio incluyen una sensación de angustia y sufrimiento constante. Ambos problemas son derivados de años de abuso emocional e invalidación. Esto puede ocurrir en diferentes ambientes, como cuando se tiene un jefe abusivo, una pareja tóxica o padres que aseguran que sus hijos les han arruinado su vida.

Las dinámicas del chivo expiatorio se sustentan en una realidad distorsionada, mentiras y negación, en la cual una sola persona debe asumir la culpa de todos los problemas. Por ello, es común que la persona afectada piense que no vale la pena o que es mala.

Los chivos expiatorios suelen desarrollar problemas para identificar sus deseos o necesidades, tienen una baja autoestima y la sensación de que son incapaces de cumplir sus metas y sueños, pues pueden creer que son indignos de ser amados o exitosos.

También suelen ser personas que se culpan demasiado y, en algunos casos, podrían considerar que no merecen ser felices.

Cómo dejar de ser un chivo expiatorio

Para abandonar el papel de chivo expiatorio se debe comenzar por romper los estereotipos de héroe y víctima, puesto que es necesario adoptar un pensamiento sano en el que se reconozca que ninguna persona es completamente mala o completamente buena. Por tanto, en cualquier tipo de relación es necesario distribuir las culpas y responsabilidades.

De esta manera se logra establecer una buena identidad, en la que no existen las narrativas de una realidad distorsionada donde se impone la visión de que una sola persona es mala, mientras el resto son completamente buenos.

Conclusiones sobre la teoría del Chivo expiatorio

Vivir con una culpa constante puede ser un gran problema, pero es aún más grave lidiar con culpas ajenas de manera constante. El impacto que puede tener en la vida de una persona el ser un chivo expiatorio puede ser bastante grave. Por lo tanto, es importante tener una visión realista de la forma en que se construyen las responsabilidades y culpas en las relaciones humanas.

Referencias

  • Petro, A. (2003). El chivo expiatorio sustitutorio: El castigo sin venganza. Bulletin of the Comediantes55(1), 23-46.
  • García, J. M. S. (1991). Psicología de la vida en familia: una visión estructural. Introducción a la Salud Mental, 128.
  • Vogel, E. F., & Bell, N. W. (1960). The emotionally disturbed child as a family scapegoat. Psychoanalytic Review47(2), 21-42.

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Sobre la Autora

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Psicóloga Gral. Sanitaria Col 19069

Montserrat Fernández

Psicóloga por vocación tardía y agradablemente disfrutada. Observadora entusiasta del comportamiento humano. Hacedora de caminos por los que invitar a transitar.

Licenciada en Psicología por la Universitat de Barcelona (2010)

Terapeuta EMDR. Asociación EMDR Europa. Nivel I (2011)

Master en Terapia Gestalt. Escola Taller de Gestalt, Barcelona (2006)

Formación en psicoterapia integrativa en el programa del Dr. Claudio Naranjo -Programa SAT- (2010-2014)

Programa mensual de radio en Planeta Prat "Una Ment Desperta"

Curso: Disosación Somática y Somatomorfa. Colegio Oficial de Psicólogos en Catalunya (2024)

Taller: Bases del tratamiento de la dependencia emocional y traumas de apego en adultos. Colegio Oficial de Psicólogos en Catalunya (2024)

7 comentarios en «El Chivo Expiatorio»

  1. Hola. Muy interesante el artículo y totalmente acertado. Sin embargo me gustaría añadir que existe otro entorno en el círculo social cuando por envidias un miembro se autoexcluye voluntariamente y de ahí por desplazamiento o proyección de la culpa comienza el proceso de desacreditación y de chivo expiatorio. Atreverse a poner límites o coloquialmente «sacar los pies del tiesto» tiene «consecuencias» ya que las normas, criterios o dinamicas de relación no expresas ni escritas fluyen por determinadas personas que influencian al resto que además sirve de aleccionamiento.
    Es entonces cuando todas las miserias personales y de grupo insano en relaciones vuelcan sus frustraciones en esa otra persona, la cual ya no puede defenderse, para lavar o limpiar sus culpas. Achacándoles todos sus propios actos y culpas. Lo curioso es que el tiempo pone a cada uno en su lugar y aún así no saben por qué les va mal la vida. En mi opinión incluso la supervivencia del grupo insano se alimenta de un «sacrificio» cada cierto tiempo que les aporte las emociones necesarias y una autoafirmación y cohesión como grupo que realmente no funciona. Todas estas actitudes están totalmente naturalizadas en esas personas.
    Y esto se da en personas adultas, las mismas que luego se sorprenden que haya bullying en los colegios.
    Saludos.

    Responder
    • Hola Adela, estoy totalmente de acuerdo con tu aportación. Un claro ejemplo de lo que explicas es la clásica situación que se da en una oficina cuando uno de los trabajadores se marcha de la empresa: es a partir de ahí cuando, en ocasiones, cualquier error o problema que haya aparecido posteriormente se le achaca a la persona que se ha marchado. Es una manera que tiene el grupo de sacarse la responsabilidad de encima y cargar la culpa a la persona que se ha marchado y que, en consecuencia, no se podrá defender. Pero, como bien apuntas, el grupo insano, al alimentarse de un sacrificio, en realidad no cura y no funciona. ¡Muy bien visto!

    • Totalmente de acuerdo. Hace años que veo que cuando saco a relucir algún problema en alguna organización o en mi familia, en lugar de abordar el problema, se me responsabiliza a mí . Así, por ejemplo, si en mi casa a alguien de la familia se le rompe algo, «bueno, es que las cosas se rompen». Si me ha sucedido a mí, es que no cuido las cosas. Si compartiendo piso, yo quiero limpiar y ese era el acuerdo inicial, pero los demás no lo cumplen, soy yo la que molesta y debe dejar el piso. Un novio que me puso los cuernos, es porque no le cuidaba lo suficiente o bien no sé elegir. Si me roban en el metro, no es que haya muchos robos en mi ciudad, es que no cuido bien mis cosas. Hace unos años sufrí una agresión por la noche y la culpa era mía por «no ir con la cabeza bien alta». Si ante una sucesión de problemas yo no puedo más, lo único que recibo de los demás es que es cuestión de actitud y si tuviera otra no pasaría. Podría seguir hasta el infinito.

  2. Gracias Adela. Es muy doloroso hacer conciente que se habita una familia disfuncional. Me siento un chivo expiatorio en mi familia. Hice todo lo que pude por el bienestar de mis hijos, dentro de mis limitaciones. Tuve errores, viví en pobreza, pero siempre los cuidé hasta donde me dieron las fuerzas. Velé por su educación y los alenté en sus estudios. Dos de ellos tienen una carrera universitaria. Y parece que ahora tengo la culpa de casi todo lo que «estaría mal» en ellos: soy responsable de las elecciones sentimentales de mis hijos, sus penurias laborales, su forma de ser («no te quejes, si soy como vos»). Soy responsable de su pie plano, de la dismotricidad fina, de no educarlos con firmeza en el orden. Mi nuera me lo reprocha cada vez que puede. Ellos no están bien como pareja. Y siento que cuando se unen para culparme de algo, luego ellos se alivian y mejora su relación por un tiempo. Por eso digo que me siento un chivo expiatorio. Es muy doloroso y difícil.

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    • Te animo a que trabajes para cambiar esa dinámica. O al menos la forma en que te afecta. Nadie debería usar a otro para culparlo y aliviarse, eso es una relación muy tóxica. Pide respeto, pues es la base de cualquier relación. Gracias por leernos.

  3. Hola!. muy buen artículo. como se puede dejar de ser el chivo expiatorio en cuanta relación uno tenga?, familia, amigos(?), trabajos, en todo. por más q intento dar vuelta las cosas, SIEMPRE termino siendo a la q dejan de lado y culpan de todo.

    Responder
    • Hola, por lo que yo he visto, cuando alguién se coloca en ese rol, lo hace en todos los ámbitos, es como si hiciérais algo que da al otro «la autoridad» para utilizar y no daros valor. Creo que el asunto a mejorar empieza por ver con qué tipo de personas te relaciones y desde donde lo haces. Es una sugerencia. Recibe un abrazo.

      Montse

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