Cuando una persona está preocupada de manera constante por su salud, de forma exagerada, hasta el punto en que el más mínimo cambio que detecta en su cuerpo lo considera señal de una enfermedad grave, se dice que la persona es hipocondríaca.
Hipocondría: ¿Eres hipocondríaco?
Esta situación implica una ansiedad constante debido a que la persona está realmente convencida, de manera frecuente, de que está enferma. Por ello, se encuentran en un estado de alerta en todo momento que las lleva a hacerse pruebas médicas y controlar detalladamente su cuerpo a raíz de su enfermedad imaginaria. Pueden tener breves momentos de calma en las ocasiones en que acuden al médico. Sin embargo, este bienestar temporal acaba poco después, cuando la aparición de un supuesto nuevo síntoma reaviva la preocupación.
¿Qué es la hipocondría?
Se define como un trastorno de ansiedad psiquiátrico que se caracteriza por la creencia errónea de sufrir enfermedades graves o el pánico constante ante la idea de padecer una enfermedad supuestamente terminal.
¿Cómo funciona la mente de un hipocondríaco?
La mente de los hipocondríacos está cargada de sentimientos de incomprensión al ver como nadie logra percibir la enfermedad que él cree tener. Debido a que necesita encontrar con urgencia el diagnóstico de su enfermedad, pero no lo consigue, experimenta una gran angustia. Además, también puede sufrir depresión al creer que su problema no se puede solucionar.
De esta manera, padece un gran sufrimiento. No sólo se cree realmente enfermo, sino que también experimenta ciertas sensaciones que le empujan a reforzar esta creencia. Asimismo, también se ve frustrado cuando otras personas atribuyen su malestar a la idea de que “se trata de algo mental”.
Esto se debe a que, en la mente de la persona hipocondríaca, lo percibido es completamente real y está lejos de ser sólo algo mental. En este sentido, el dolor, las enfermedades psicosomáticas y la angustia del hipocondríaco son reales, pese a que los procesos por los que se originan no son físicos, sino psicológicos.
¿Cómo se comporta una persona con hipocondría?
Con frecuencia los hipocondríacos se someten a sí mismos a un minucioso autoanálisis a causa de su preocupación, que puede llegar a ser de carácter obsesivo. También puede creer que las funciones fisiológicas básicas pueden ser la raíz de alguna enfermedad.
Es probable que contacte a diferentes médicos y pida varias opiniones, debido a la ansiedad relacionada con su salud. También puede dudar de la palabra de los médicos cuando detectan que no tiene ningún problema de salud.
¿Cómo tranquilizar a un hipocondríaco?
Convivir con un hipocondríaco puede ser un auténtico reto, ya que hasta el más mínimo signo de alerta en su cuerpo le puede causar un gran sufrimiento, que es fácil de percibir. Sin embargo, las siguientes recomendaciones pueden ayudar a traer algo de calma tanto al hipocondríaco como a sus seres queridos:
- Motivarlo a recibir ayuda psicológica profesional y acompañarlo a obtenerla.
- No hablar demasiado del problema y tampoco ofrecer mucha información con el objetivo de tranquilizarlo. Si bien esto puede traer algo de calma al principio, eventualmente provocará que piense más en el tema y empeore su malestar emocional.
- Apoyarlo en la búsqueda de un especialista con buenas referencias.
- No responder a las preguntas que le causan inseguridad si es posible. Esto se debe a que una respuesta incorrecta puede aumentar sus inseguridades y con ello su ansiedad.
La importancia del entorno de la persona con hipocondría
El entorno que rodea al hipocondríaco tiene una gran influencia en la gravedad de la hipocondriasis. Es común que cuando las personas intentan calmarlo, sólo logran empeorar su malestar, pues no es fácil tratar con un hipocondríaco.
A veces darle demasiada atención no sirve de ayuda, pero distanciarse y menospreciar su ansiedad anticipatoria tampoco suele ser lo mejor, pues puede provocar sentimientos de incomprensión y soledad. Por tanto, para ayudar a un hipocondríaco es importante tener en cuenta ciertas cuestiones para que su entorno sea el más adecuado:
- Evitar alterarse demasiado ante sus quejas o prestarles mucha atención a sus síntomas, pues esto puede hacer que se tome mucho más en serio su malestar imaginario.
- Investigar sobre la hipocondría para detectar si existen ciertos comportamientos que podrían contribuir al mantenimiento del trastorno.
- Con apoyo de un profesional, desarrollar una estrategia de apoyo que involucre a todas las personas posibles del entorno cercano al hipocondríaco.
Síntomas de alerta de la hipocondría
Si sospechas que eres hipocondríaco o que alguna persona de tu entorno podría serlo, los siguientes síntomas podrían ayudarte a reconocer el trastorno. Sin embargo, ten en cuenta que únicamente un psicólogo o un psiquiatra podrá realizar un diagnóstico oficial:
- No confiar en los profesionales de la salud.
- Preocupación frecuente y excesiva sobre la salud.
- Ansiedad y miedos exagerados.
- Evitar realizar actividades al no contar con el respaldo de un médico para hacerlas.
- Constantemente buscar opiniones que aseguren las creencias de que se tiene alguna enfermedad.
- Vigilar en demasía sus síntomas y su cuerpo.
- Invertir tiempo y dinero de manera excesiva en su salud.
- Alarmarse en exceso por toda la información relacionada con la salud.
Famosos Hipocondriacos:
Existen múltiples celebridades o personajes famosos de la historia que padecían hipocondriasis. Conocerlas resulta útil para eliminar ciertos estigmas populares que se tienen sobre este trastorno de ansiedad. Algunos de los más conocidos son:
Hans Christian Andersen
Escritor autor de algunas obras famosas como Patito Feo, La Sirenita y La Reina de las Nieves. La hipocondría provocó que tuviera miedo a ser enterrado vivo, quejarse con frecuencia de su rodilla, que creía que podría romperse en cualquier momento e incluso pensar que una pequeña mancha en su ojo podría crecer hasta cubrir la mitad de su cara.
Andy Warhol
El reconocido rey del pop art también tuvo que lidiar con la hipocondría. La idea de envejecer o enfermarse le obsesionaba. Esto lo empujó a elaborar notas bastante detalladas sobre sus miedos de enfermar. Incluso se intentó suicidar en 1968 al cruzar la calle con el objetivo de evitar un hospital, pues los odiaba.
De hecho, su odio a los hospitales provocó que no se registrara en uno cuando experimentó malestar por su vesícula biliar. Solo se sometió a cirugía cuando su dolor se intensificó y acabó falleciendo días después como resultado de complicaciones durante la intervención.
Adolf Hitler
Entre las muchas obsesiones de Hitler se encontraba su estado de salud. Sus subordinados llegaron a prescribir muchos medicamentos para sus malestares, tanto los imaginarios como los reales. Llegó a quejarse de síntomas muy diversos como enfermedad de Parkinson, problemas dermatológicos, malestar gastrointestinal, cambios de humor y muchos más.
Sin embargo, los medicamentos que le prescribían sus médicos no eran placebos. Realmente, fue tratado con testosterona, anfetaminas inyectadas, cocaína tópica, corticoides y glucosa. Nunca llegó a viajar sin la compañía de un médico debido a su hipocondría.
Tennessee Williams
Este reconocido dramaturgo sentía un gran temor ante la idea de enfermar. Por ello, llegó a recurrir muchas veces al alcohol como paliativo y también ingirió toda clase de píldoras.
Charles Darwin
El investigador que se encargó de escribir El Origen de las Especies padecía una hipocondría bastante fuerte. Durante toda su vida tuvo que lidiar con graves cuadros de ansiedad en consecuencia.
Se cree que pudo haber desarrollado la hipocondría debido a que se crió en un ambiente cargado de restricciones y a que sus hijos y esposa lo sometieron a intensos cuidados.
Woody Allen
Este cineasta es uno de los hipocondriacos más famosos. De hecho, algunas de sus películas se relacionan con sus enfermedades imaginarias. En una ocasión reveló que fue a un hospital porque creyó que una mancha en su cuello era un melanoma, pese a tratarse de una mancha inofensiva.
Tratamientos más efectivos si eres hipocondríaco
En la mayoría de los casos la hipocondría es de carácter crónico, por lo que es necesario tratarla mediante un enfoque multidisciplinar. En este sentido, para tratar la ansiedad, muchos médicos recetan ansiolíticos, inhibidores de la recaptación de la serotonina (ISRS) y antidepresivos.
Por otro lado, también se recurre a la psicoterapia cognitiva conductual a través de un terapeuta. Mediante la utilización de múltiples técnicas se intenta conseguir que el hipocondríaco pierda el miedo a la enfermedad, a las reacciones de su cuerpo y a las atribuciones que él mismo realiza. Asimismo, se busca lograr que sea capaz de hacer frente a sus temores.
Como parte del tratamiento también se intenta evitar la asistencia excesiva e injustificada a consultas médicas y el hablar de manera obsesiva sobre enfermedades o salud. Se promueve que estos comportamientos sean reemplazados por la percepción de que las enfermedades son normales y no una situación que deba despertar una gran angustia.
A largo plazo, también es necesario que se realicen modificaciones en el entorno de la persona hipocondríaca. Por tanto, sus amigos y familiares también deben involucrarse para saber cómo tratar con el paciente de forma adecuada si se quiere obtener resultados verdaderamente positivos del tratamiento.
Pautas para controlar la hipocondría
Si crees que eres hipocondríaco o una persona cercana a ti lo es, las siguientes pautas pueden ayudar a aliviar los síntomas o reducir su gravedad:
- Recordar que las sensaciones que se experimentan al agobiarse son completamente normales y no son graves.
- Eliminar desde un principio los pensamientos constantes sobre lo que ocurre. Al darles importancia se vuelven más fuertes y producen más angustia, por lo que es mejor simplemente dejarlos pasar.
- Centrarse en el cuerpo y en el presente, sin pensar en lo que podría pasar en el futuro.
- Darle un tiempo al malestar para que desaparezca por sí solo, sin intentar forzarlo o luchar contra él, pues el estrés en estas acciones puede hacer que los síntomas empeoren.
- Entender que no se debe evitar el miedo, sino aprender a enfrentarlo.
- Rememorar ocasiones en el pasado en que se han logrado superar las dificultades derivadas de la hipocondría.
- Cuando se empiece a experimentar alivio de los síntomas, pensar en actividades que se pueden hacer después y que puedan resultar placenteras.
- Felicitarse a sí mismo cuando se logra controlar la hipocondría.
Conclusiones en relación a las personas hipocondriacas
La hipocondría es un trastorno de ansiedad con el que puede ser muy difícil lidiar y el tratamiento puede llegar a ser complejo debido a que no solo involucra al paciente, sino también a su entorno. Sin embargo, cuando se trata adecuadamente con ayuda de tratamiento psicofamacológico, las expectativas de mejora suelen ser muy positivas.
Por tanto, entender esto es de gran importancia cuando se debe enfrentar este trastorno, ya que padecerlo, incluso cuando es crónico, no implica tener que renunciar a vivir una vida plena.
Referencias bibliográficas
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