El duelo es la reacción natural ante una pérdida importante. Consiste en una adaptación emocional que se da después de una ruptura, perdida de un empleo o amistad o más comúnmente ante la muerte de un ser querido.
Se caracteriza por provocar sentimientos de dolor y empujar a las personas a adoptar conductas como la inactividad o el aislamiento social ante el recuerdo o imágenes de un ser querido fallecido.
Las personas que afrontan un duelo recurren a estas conductas como un mecanismo para aceptar la tristeza que les ha producido la pérdida.
¿Cuáles son las fases de un duelo?
No existen fases de un duelo que sean universalmente aceptadas, puesto que diversos autores como Bolwby, Parkers, Sanders y Engel se han encargado de definir diferentes fases. Sin embargo, todas cuentan con elementos en común que las hacen similares.
Cabe mencionar que las fases del suelo se caracterizan por no ser etapas fijas ni secuenciales, sino que las personas que experimentan un duelo pueden fluctuar entre una y otra de diferentes maneras.
Fase uno del duelo: negación
Esta fase se caracteriza por sentimientos de desconcierto e incredulidad. La persona que está de luto puede reaccionar durante esta fase de dos formas diferentes: como si no hubiera ocurrido nada o, por el contrario, quedándose paralizada ante la situación.
La negación actúa como un mecanismo de defensa de la mente, permitiéndole a las personas abordar con tiempo y en el momento correcto lo que acaba de ocurrir. Sin embargo, pese a la gran pena y dolor que se puede experimentar tras el fallecimiento de una persona querido, la negación actúa en principio como una forma de evadir la realidad.
Fase dos: ira
Con frecuencia la ira es la primera emoción con que las personas conectan tras una perdida. Los sentimientos de impotencia y frustración pueden transmitirse a otra persona. Cuando esta fase no se desarrolla adecuadamente, se puede activar un duelo patológico ya que las personas se responsabilizan constantemente por lo sucedido, lo que los deja inmersos en un duelo complicado al no permitirse a sí mismos activar el proceso de la perdida para poder continuar con su vida.
Fase tres: negociación
En esta etapa, la persona comienza a interactuar con los sentimientos de la pérdida, pero lejos de aceptarlos, intenta negociar con las circunstancias de manera que logre revertir sus efectos.Esta fase de duelo en un periodo de culpabilización en el que la persona se cuestiona todo las acciones o decisiones que pudo haber tomado para evitar la pérdida.
Fase cuatro: depresión
Es a partir de la fase cuatro del duelo cuando la persona afectada empieza a conectar con las emociones negativas que genera la pérdida como la culpa, el dolor y la tristeza. También suelen presentarse conductas como visitar lugares relacionados con la pérdida, hablar de ello o de recuerdos asociados.
Es importante que para un desarrollo de esta fase la persona se dedique a reaccionar, identificar, sentir y decir las emociones provocadas por la pérdida. Además, es importante analizar todo desde una perspectiva racional y realista.
Sucede que cuando no se realiza esto en esta fase, existe la posibilidad de que se presente un duelo patológico y la depresión se prolongue por más tiempo del necesario.
Fase cinco: aceptación
Durante esta fase el duelo se reorganiza internamente en la mente del afectado, quien también vuelve a aclarar el rumbo de su vida. En los mejores casos, la pérdida es utilizada como combustible para el crecimiento personal.
¿Por qué un duelo por la muerte de un ser querido se puede convertir en un duelo complicado?
No se ha determinado con exactitud cuál es la causa del duelo complicado. Sin embargo, se sabe que existen factores de riesgo que influyen en el desarrollo de este trastorno como la composición química del organismo, la genética, el entorno, el vínculo con la persona fallecida y la personalidad.
Es importante tener claro que muchos síntomas del duelo son similares a los del duelo complicado, sobre todo durante los primeros meses tras la pérdida.
No obstante, la diferencia entre el duelo patológico y el que no lo es radica en que ante este último la gravedad de los síntomas disminuye gradualmente con el pasar del tiempo hasta que desaparecen por completo.
Por su parte, en el duelo complicado los síntomas no sólo no desaparecen con el pasar del tiempo, sino que pueden llegar a intensificarse, lo que repercute de forma negativa en la calidad de vida de la persona afectada. Por esta razón, el duelo complicado puede requerir asistencia psicológica profesional.
¿Qué factores predisponen el duelo patológico o crónico?
Se ha señalado que las personas mayores y las mujeres tienen mayores probabilidades de presentar un duelo complicado. Además, las siguientes circunstancias pueden hacer que un individuo sea más propenso a padecer duelo patológico:
- Si la pérdida trata de la muerte de un niño.
- Cuando la defunción ha sido muy violenta o inesperada, como accidentes automovilísticos y suicidios.
- La ausencia de apoyo de terceras personas y el aislamiento social.
- Relación íntima con la persona difunta.
- Antecedentes de traumas de la infancia.
- Factores externos que provocan dificultades económicas o estrés.
- Padecimiento de otros trastornos como ansiedad por separación, depresión y trastorno de estrés postraumático.
Tratamiento psicológico del duelo
El tratamiento psicológico del duelo consiste en la psicoterapia para el duelo complicado. Esta terapia es similar a la utilizada para tratar el trastorno de estrés postraumático y la depresión, pero está especialmente diseñado para el tratamiento del duelo patológico. Resulta efectivo tanto cuando se usa de forma grupal como individual.
Para complementar esta psicoterapia se pueden realizar las siguientes acciones:
- Esforzarse por procesar los pensamientos y emociones producto del duelo.
- Intentar reducir la sensación de culpabilidad y reproche.
- Adoptar mejores estrategias para enfrentarse a situaciones complejas y desafíos.
- Tener charlas imaginarias con la persona fallecida con el objetivo de hacer que los pensamientos e imágenes de las circunstancias de la muerte se conviertan en menos angustiantes.
- Informarse sobre cómo es el tratamiento para el duelo patológico.
- Investigar cómo definir las metas en la vida y adaptarse a una pérdida.
Conclusiones duelo patológico
Las pérdidas significativas no suelen ser fáciles de aceptar. Sin embargo, forman parte de la vida, por lo que el reto de aprender a lidiar con ellas debe superarse si se desea tener una vida plena
Es natural experimentar un tiempo de duelo en principio, pero puede ser una señal que debería tenerse en cuenta cuando estos se alargan y cuando los síntomas se agravan a medida que transcurre el tiempo. Por ello, cuando la persona es incapaz de lidiar con el proceso de duelo por sí misma, se recomienda contactar a un profesional.
- Bowlby, J. (1983). La pérdida afectiva: tristeza y depresión. Buenos Aires: Paidós.
- Puigarnau, A. P. (2011). Las tareas del duelo.
- Millán-González, R., & Solano-Medina, N. (2010). Duelo, duelo patológico y terapia interpersonal. Revista colombiana de psiquiatría, 39(2), 375-388.