¿Qué es la Violencia Vicaria?
La reciente aparición, cerca del aeropuerto del Prat, del cuerpo sin vida de Martín Ezequiel Álvarez Giaccio, el hombre que mató a su hijo Leo de 2 años en un hotel de Barcelona, nos remite a un caso más de violencia vicaria.
La violencia vicaria es aquella en la que el agresor daña a la víctima para hacer daño a una tercera persona (que a su vez también se convierte en víctima). Se clasifica dentro de la violencia de género, ya que los casos más habituales son aquellos en los que el padre agrede o mata a los hijos para causar dolor a la madre.
Un ejemplo muy popular en nuestro país fue el caso de José Bretón el año 2011 en Córdoba, que mató y calcinó a sus hijos con el único objetivo de causar daño a su pareja.
La violencia vicaria se ejerce generalmente sobre los hijos menores de edad, pero también puede aplicarse sobre cualquier persona que sea apreciada por la madre.
A este tipo de agresiones también se les llama violencia por sustitución y violencia por interpósita persona; son casos donde la víctima es doble: por una parte, está la que recibe la agresión y por otra la que sufre la pérdida (víctima objetivo).
Violencia psicológica en la pareja
La violencia vicaria es un tipo de violencia psicológica que generalmente se da en la pareja, ya que el abuso o la agresión tiene lugar entre dos personas que tienen o habían tenido una relación.
El agresor busca causar el máximo daño a la víctima, utilizando para este fin lo que ésta más quiere: sus hijos. Es por ello por lo que la violencia vicaria puede estar penada como un caso de filicidio: el asesinato con agravante de parentesco ya que el agresor (padre o madre) atenta contra la vida de su propio hijo.
En ocasiones y lamentablemente, en la ruptura de una pareja suele haber una parte que, de alguna manera, agrede a la otra. En los más altos niveles de violencia y hostilidad, las secuelas derivadas del atentado sufrido contra la integridad emocional de la víctima pueden ser irreversibles y de por vida, pueden causar que ésta viva con miedo constante.
Violencia vicaria en el caso de Rocío Carrasco
La violencia vicaria no siempre acaba en homicidio. Hay otros mecanismos que el agresor utiliza para dañar a la víctima objetivo, y uno de ellos es la manipulación de los hijos para ponerlos en contra de la madre o padre, buscando incluso que los niños agredan al adulto. El agresor usa como instrumento a sus propios hijos para continuar ejerciendo violencia sobre la madre.
Este tipo de violencia vicaria la hemos visto perfectamente ejemplificada en el caso de Rocío Carrasco. Según ésta, su exmarido manipuló a sus hijos hasta el punto de que su hija llegó a agredirla físicamente. Rocío Carrasco asegura que “Me los ha quitado, no porque hayan desaparecido, me los ha quitado teniéndolos. Ha hecho que me odien. Que tengan esa imagen de mí. Que es mucho más cruel todavía, si cabe. Yo los he tenido muertos en vida«.
¿Por qué se llama violencia vicaria?
La palabra vicario viene del latín e indica a la persona que sustituye o ocupa el lugar de otra, normalmente en puestos de poder. Por ejemplo, se dice que el Papa es el vicario de Dios puesto que es su representante en la Tierra.
Como hemos dicho, en los casos de violencia vicaria, el agresor utiliza a alguien para causar daño a la víctima. Es un tipo de violencia en el que la víctima objetivo queda sustituida por otra. Y es precisamente este acto de “sustitución” el que da lugar a la expresión violencia vicaria, ya que es una violencia por sustitución.
Otros tipos de violencia:
Violencia Intrafamiliar
Dentro de la familia también pueden darse casos de violencia de diferentes tipos, es la llamada violencia intrafamiliar: violencia de padres a hijos, entre hermanos o incluso entre tíos y sobrinos. Por ejemplo, los abusos sexuales, frecuentemente se producen dentro del seno familiar o por un conocido de la familia.
También, de vez en cuando, aparecen casos gravísimos de violencia de hijos hacia padres y son casos de especial dramatismo porque son los padres los que tienen que enfrentarse a pedir ayuda para protegerse de sus propios hijos. En situaciones extremas, los hijos incluso han de abandonar el hogar.
En estos casos, el perfil típico es el del adolescente con problemas de conducta e integración a nivel familiar: no comen con sus padres ni comparten ninguna actividad con éstos, tienen dependencia del ordenador, tablet u móvil, son adolescentes que tratan a los padres de una manera despectiva, los humillan y no aceptan que les pongan límites.
Otros tipos de violencia:
¿Qué es el suicido ampliado?
Un suicido ampliado se da cuando una persona, que toma la decisión de quitarse la vida, añade a su decisión la vida de otros.
Uno de los casos más conmovedores de suicidio ampliado fue el 24 de marzo del 2015, en los Alpes franceses en el que murieron 150 personas del vuelo Barcelona-Düsseldorf: 144 pasajeros y seis tripulantes. Andreas Lubitz, el copiloto del Airbus A320 de Germanwings, estrelló la aeronave Airbus 320 matando a todos los que se encontraban a bordo.
Sin irnos tan lejos, parece ser que cada cierto tiempo nos vamos encontrando padres o/y madres que, en un momento en el que no ven salida a sus problemas, se sienten desesperados y consideran suicidarse como una alternativa al dejar de sufrir. Creen que han de hacerlo junto a sus hijos, planeando un suicido junto a los menores a su cargo, porque creen que éstos no van a poder vivir sin él.
En el suicidio ampliado, el suicida trata, desde su punto de vista, de proteger a las personas que están a su cargo acabando con su vida.
El que ejerce un suicidio ampliado, evidentemente, tiene un procesamiento de información desestructurado, o una crisis psicótica. Suele haber alguna patología de origen psiquiátrico como la esquizofrenia o un perfil dependiente psicopático.
El suicida y a la vez asesino, sobre todo cuando se trata de un padre que mata a sus hijos, está convencido de que matándoles les evita un mal futuro. Cosa que evidentemente no es así.
Violencia vicaria: Perfil del maltratador
Para tratar de definir el perfil del maltratador, nos remitiremos a la siguiente descripción: “El maltratador se percibe a sí mismo como una persona que posee las características físicas, las capacidades mentales y el derecho a manejar la vida de otros, razón por la cual busca descargar sus sentimientos de ira y agresión frente a su pareja a quien considera vulnerable, y por tanto subordinada”. (Jennings & Murphy, 2000).
“Lo que se puede decir en cuanto al perfil del maltratador es que presenta alteraciones psicológicas en el ámbito del control de la ira, de la empatía y expresión de emociones, de las cogniciones sobre la mujer y la relación de pareja, de las habilidades de comunicación y de solución de problemas”. (Echeburúa, 2004)
Según estudios realizados, el perfil del maltratador más común es aquel que tiene rasgos de personalidad dependiente emocional, sociopáticos o psicopáticos, siendo éstos los más prevalentes en violencia de género o en violencia de la pareja.
Perfil del maltratador: Trastorno de personalidad dependiente
Un trastorno de personalidad dependiente es aquel que su estado emocional depende de la otra parte de la pareja. Si ésta se va, su mundo se acaba, se encuentra ante la nada y la desesperación.
Si el mundo de una persona con este trastorno se dirige hacia un lugar poco deseado, le puede lleva a cometer un acto de agresividad, ya que no tienen capacidad de gestionar sus emociones por sí solos.
En alguien con personalidad dependiente, cuando lo que más necesita y lo que más quiere (él o ella lo llama querer, pero en realidad es depender) se va, desaparece de su vida, aparecen automáticamente sensaciones de desesperación y agresividad. En muchas ocasiones esta agresividad se dirigirá hacia ella o él mismo, a través de un suicidio, depresión u otras conductas auto lesivas. En otras ocasiones, las más peligrosas, aparecerán manifestaciones de su agresividad en forma de violencia hacia otros.
Perfil del maltratador: trastorno de personalidad sociopático o psicopáticos
En estas otras ocasiones, menos comunes, la agresividad del sujeto se dirige justamente hacia la persona que le ha abandonado.
El psicópata es una persona que utiliza a la otra para lograr un bien para sí mismo: una extensión de sí mismo a su servicio. Al desaparecer esta persona, le desmonta su realidad: es entonces cuando el psicópata entra en crisis y busca hacer daño a esa persona que ha osado abandonarlo. Y lo hará de una manera especialmente sádica.
Así pues, vemos que el maltratador de violencia vicaria en algunos casos puede considerarse psicópata y en otros casos padecedor de un trastorno de dependencia emocional. En ocasiones, la dependencia y la psicopatía se integran muy peligrosamente; es decir, cuando alguien comete una agresión o un homicidio, realmente está siendo psicopático dado que, al menos en ese momento, no le han importado las consecuencias ni el daño que va a causar.
Pero que haya una personalidad psicopática detrás de la violencia vicaria no es tan prevalente como la dependencia. El trastorno de personalidad dependiente sí que está muy presente en el tipo de agresores que ejercen la violencia vicaria, porque en el fondo lo que buscan es la atención de su pareja.
Ejemplo de violencia vicaria
Por agresora con trastorno de personalidad dependiente
Un ejemplo en el que la agresora era una mujer, el crimen de Santomera (Murcia, 2002). Francisca González era una mujer con problemas de adicción a diferentes sustancias, casada con José Ruiz, de profesión camionero y madre de tres hijos.
Estaba obsesionada con las supuestas infidelidades de su marido (al que también acusó de maltratador y traficante de droga). Lo perseguía, controlaba y vigilaba por si lo encontraba engañándola con otra mujer. Era un claro caso de dependencia emocional. En una noche, en la que admitió haber consumido cinco gramos de cocaína, pastillas y whisky, estranguló a dos de sus tres hijos para vengarse de su supuesto marido infiel.
En el caso de Francisca González no hay una clara psicopatía, aunque sí podría haber algunos rasgos psicopáticos. Lo que sí hay es una dependencia emocional muy fuerte. En este caso también encontramos el Síndrome de Medea: que se da en las mujeres que matan a los hijos para vengarse de sus padres.
El trastorno por personalidad dependiente evidentemente no es exclusivo de las mujeres. También se da entre los hombres y suele acabar con finales trágicos.
Violencia Vicaria Estadística
Según el Ministerio del Interior, sólo en España, entre el año 2011 y marzo de este año, 78 menores han muerto a manos de sus progenitores o de las parejas de éstos.
Este simple dato no nos permite conocer sobre el victimario, si el asesino fue la madre o el padre, ni tampoco nos permite saber el motivo de ese crimen.
2 Famosos Casos reales de Violencia Vicaria en España
1-Francisca González (caso Santomera)
Hubo cierto grado de planificación en el asesinato de sus hijos. Francisca elaboró un plan para hacer daño, pero dentro de un marco de dependencia extrema, al que se le ha de añadir la obsesión paranoica y el consumo de drogas.
En el Caso de Santomera, ella piensa que su marido le está siendo infiel. Se ponía una peluca, lo seguía por los polígonos para ver si lo encontraba con alguien. En una ocasión, le parece que llega a verlo con otra mujer; pero en realidad, nunca se supo si era él o no. El día que mató a sus hijos, ella le llamó en multitud de ocasiones, estando él conduciendo. La asesina le dijo a su marido “te voy a dar donde más te duele”.
Es decir, eso indica que sí que hubo cierto grado de planificación, pero no era una psicópata como tal sino una dependiente emocional que, en un brote de desesperación, en lugar de suicidarse, mató a sus hijos.
2- José Bretón
José Bretón afirmó haber perdido a sus hijos en un parque, cuando en realidad, como se ha mencionado anteriormente, los había asesinado y quemado en una finca propiedad de su familia.
Durante muchos años, Bretón se ha declarado una víctima y ha reclamado hablar con Ruth, su mujer, “porque esto que ha pasado con los niños es una barbaridad”. Fue declarado culpable y condenado a 40 años de cárcel.
Actualmente, acude a la terapia de presos que sigue en la cárcel Herrera de la Mancha de Ciudad Real, donde cumple condena. El pasado 12 de mayo, en un taller de diálogo restaurativo, cuyo objetivo es que el criminal asuma el acto cometido y el dolor causado, Bretón confesó que estuvo «15 días planeándolo todo, porque quería hacerle daño a ella”. Y añadió: “Tranquilos, los niños no sufrieron. Yo jamás les haría daño». Admite que «Lo que yo hice es lo peor que puede hacer un ser humano».
Personalidad dependiente
José Bretón y Tomás Gimeno son casos similares: personalidades muy dependientes emocionalmente, que han visto que su objetivo de dependencia les está abandonando y provocan esta reacción extrema. Francisca González y José Bretón son personalidades dependientes que tienen ideas delirantes. Es decir, llegan a un extremo incomprensible en su mente, aproximándose al delirio, aunque no lo es.
En ambos casos hay una patología grave en el momento de razonar, ya que se valida la idea de “puedo matar a los niños, puedo salir airoso”. Y a pesar del crimen cometido, creen que recuperarán la relación con el padre o madre de los niños asesinados.
En el reciente caso de las dos niñas de Tenerife no están tan claras las motivaciones de Tomás Gimeno, el padre asesino, porque aparentemente él se suicidó lanzándose al mar tras matar a sus dos hijas. En este caso podríamos hablar de violencia vicaria o de suicidio ampliado, ya que se dan rasgos psicopáticos.
CONCLUSIÓN VIOLENCIA VICARIA
La violencia de género es una mancha que tenemos como sociedad. En 2020 en nuestro país, 45 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas. En 2021, en el momento de escribir este post, mes de agosto, ya van 33.
La violencia vicaria es una vuelta de tuerca macabra. Es un tipo de violencia que se lleva por delante a los hijos, que son los que mueren, y también a la madre o padre (la víctima objetivo), que sufre la peor de las pérdidas.
En muchas ocasiones, tras el homicidio, al maltratador le sobreviene un sentimiento de arrepentimiento, en el que trata de justificar o negar el acto, para recuperar el control de la situación y recuperar la relación con su pareja. Porque éste es el objetivo del verdugo que ejerce la violencia vicaria: llamar la atención de su pareja, castigarla, controlar una relación que se le escapa y dominar al otro. Se cree en una posición de poder desde la que puede decidir sobre la vida de los demás.
Se ha estudiado y demostrado que víctima y maltratador tienden a tener rasgos de personalidad complementarios. Y que ambos han sufrido maltrato en su infancia, perpetuando así el tipo de relaciones violentas. (Fariña, Arce & Novo, 2008).
Así pues, viendo que se trata de un comportamiento aprendido en casa, es deber de todos tratar de evitar al máximo cualquier tipo de violencia, además de denunciar cualquier caso del que se tenga conocimiento.
Como la mayoría de las veces ocurre, la clave para evitar la violencia de género pasa la educación: es imprescindible fomentar las relaciones basadas en el respeto y en la igualdad de género.
Referencias bibliográficas
- Fariña, Arce & Novo (2008) Prevención e Intervención en violencia familiar y de género.
- Peinado Vázquez, R. Verónica. (2011) Roma: Razones y sinrazones del infanticidio de Medea